EL
AGAPE FRATERNAL
El ágape celebrado al término de
las Tenidas o reuniones masónicas es "casi obligatorio" para la
pervivencia de estas sociedades al ser "donde se fortalecen los lazos
fraternales",
EL AGAPE FRATERNAL
El ágape celebrado al término de las Tenidas o
reuniones masónicas es "casi obligatorio" para la pervivencia de
estas sociedades al ser "donde se fortalecen los lazos fraternales",
El ágape, forma parte de la Tenida y por lo
tanto tiene sus propias reglas. Su marco exterior son los brindis y el orden
establecido del uso de la palabra de cada hermano. El marco interior lo
conforman las palabras que aquel pronuncia, bajo la dirección del Director de
Ceremonias y de acuerdo con el Venerable Maestro. Durante el ágape, todo
miembro de la Logia puede y debe aportar opiniones y reflexiones susceptibles
de enriquecer a los demás. No hay indicaciones previas sobre los temas de los
"Trabajos" en el ágape, pero pueden significar, bien llevados, una
gran ayuda para orientar a los Hermanos en el camino de ser un buen masón.
EL MITO DEL AGAPE
viernes, 23 de febrero de 2007
EL MITO DEL AGAPE La palabra ágape, proviene
del griego y significa amor puro, amor-caridad, significando caridad, aquí,
algo que tiene un gran precio, es caro, es precioso y en consecuencia sagrado
La noción de comida se añade en la época de los primeros cristianos, que ven en
el hecho de compartir algunos alimentos, que era una ocasión complementaria
para reunirse y manifestar su amor por Jesucristo.
Por lo tanto el ágape cristiano no tenía nada
que ver con un festín o banquete y mucho menos con una orgia. La fraternidad
entre los comensales reinaba sobre la materialidad de comer o beber.
Algo parecido es el espíritu de nuestro ágape
o del banquete masónico. En las comidas masónicas no se puede olvidar este
espíritu, realmente fraternal, aunque cambiando el ambiente por el de un
banquete de bodas, una comida de antiguos alumnos o un banquete político.
La fraternidad no es solo un sentimiento
interpersonal elevado, es una forma de estar: la comunión indestructible de hombres
y mujeres que, muy diferentes en apariencia en su vida cotidiana, se unen en su
vida iniciativa, porque se reconocen todos como unidos por un sentimiento
idéntico, iguales y solidarios en el deber de perfeccionamiento, de trabajar su
piedra, reconstruyendo su templo y el de la humanidad, caminando cada uno, mas
o
menos rápidos, hacia su centro de la luz,
hacia la cúspide de su propia conciencia.
Esta fraternidad y este amor del género
humano, es el espíritu del AGAPE. La actitud en los ágapes debe ser de refrenamiento
de si mismo, en beneficio de los demás iniciados ( no agresividad, rechazo de
discusiones estériles o sobre temas sensibles, abandono de eventuales actitudes
de superioridad, renuncia al autoritarismo sistemático, limitación del tiempo a
la hora de tomar la palabra, evitar reacciones violentas y actitudes que
sobrepasen la tolerancia) y ante todo tener en cuenta las ideas diferentes o
divergentes de las propias.
La comida compartida en el ágape, debe ser
congruente con el objete de la reunión, nada de comilonas, ni de menús gastronómicos,
tiene que ofrecer a los invitados un equilibrio en diversidad, cantidad y
sabor, equilibrio que recuerda uno de los significados simbólicos de la plomada
y el nivel.
La comida masónica se basa en el viaje de los
cuatro elementos: La Tierra, representada por las carnes, las legumbres y las
frutas, incluyendo las flores que adornan la mesa; El Agua, representada por
las bebidas; El Fuego; representado por los alimentos cocidos; y El Aire que
figura en las conversaciones fraternales intercambiadas y por las planchas trazadas,
leídas en voz alta en los banquetes de la Orden.
Toda la alimentación debe ser sobria y
moderada, dictada por la única necesidad sicológica de comer y beber, que no tiene
otro sentido para un Masón, que el de la reconstrucción bioquímica de su
organismo, el de una carga energética de su cuerpo.
Tanto el ágape como el banquete de orden son
el aspecto exterior, exotérico. De la reconstrucción del templo interior, esotérico.
Para un iniciado, sobrestimar estas comidas en plan degustativo es un error,
subestimarlas, lo es igualmente, tienen que estar en equilibrio.
En muchas obediencias, la tradición de
prolongar la tenida con un ágape, se pierde, pretextando la hora tardía de la apertura
de los trabajos o del final de los mismos, para evitar esto, es suficiente
comenzar los trabajos un poco antes y limitar la duración de las tenidas a dos
horas, salvo casos excepcionales.
Si hay algún problema económico, es el Maestro
de banquetes a quien corresponde recaudar el precio de la comida y no beneficiar
al tronco de la viuda. Y por lo menos debe ser obligatorio el ágape de
continuación a una iniciación y/o pase de grado.
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