lunes, 12 de diciembre de 2011

UNA CONCEPCIÓN MASÓNICA SOBRE EL RITO.

UNA CONCEPCIÓN MASÓNICA SOBRE EL RITO.
http://trazadosentrecolumnas.blogspot.com/ SEBASTIAN JANS



Sabemos que Rito en Masonería es el conjunto de reglas y convenciones, ceremonias, doctrinas y usos, que dan forma al proceso iniciático que ella pretende. Es más, ello involucra también la referencia sobre la cual se constituyen los usos y costumbres que dan autoridad doctrinaria a un poder masónico, para regular la estructura que dirige.
Según Frau & Abrines, el origen de los Ritos en Masonería es difícil de establecer, aun cuando se confiere a Elías Ashmole la elaboración de los primeros rituales de iniciación, aumento de salario y exaltación, que entraron en uso por parte de la Gran Logia de Londres, y que son reconocidos como el Rito Inglés Primitivo. En lo básico ellos consistían en algunos aspectos ceremoniales y la comunicación de signos de reconocimiento, tomando como punto de partida las antiguas tradiciones gremiales.
Desde un punto de vista etimológico, el rito es un conjunto normativo formal, constituido a través de convenciones, y que tiene su origen en las prácticas sagradas o religiosas, para la celebración de un culto o para asentar una tradición. En la Iglesia Católica, Apostólica y Romana se define como rito al conjunto de tradiciones litúrgicas que han existido a lo largo de su historia.
Sin embargo, los ritos no son solo expresión de lo religioso, sino que tienen que ver con la forma de estructuración del ethos en las comunidades tradicionales. Es una manifestación de lo moral que adquiere una condición sagrada. Quien mayormente ha profundizado al respecto es Arnold van Gennep, quien, desde una perspectiva antropológica, propone la existencia de Ritos de Paso, ceremonias que marcan el paso de una fase de la vida o de un estatus social a otro, y que se manifiestan en las transiciones normativas experimentadas por personas y grupos a lo largo de su vida, marcando el final de una etapa de desarrollo y comienzo de otra nueva.
Estos ritos cambian los roles y estatus de los participantes, organizan sus estados internos cognitivos y emocionales, y provocan cambios cualitativos diferentes. El estudio de Van Gennep, pone de manifiesto que los cambios básicos en la vida de una persona son: el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte, donde cada uno de estos momentos está marcado por un periodo tradicional de rituales o ritos, eventos que obliga a las personas a adaptarse a la nueva situación, de tal modo que los ritos de paso existen en todas las sociedades y sirven para reafirmar sus valores en cada uno de sus componentes.
En el rito de paso o transición, como señalan algunos de los estudiosos de Van Gennep, hay tres etapas:

a) La etapa de separación o “segregación”, cuya finalidad es que la interacción del sujeto con el grupo a que pertenece se reduzca ostensiblemente o termine por completo.
b) La etapa marginal, donde el sujeto se encuentra entre dos posiciones o estatus, el antiguo y el nuevo, y donde el proceso de cambio que ejecuta el ritual declarará al antiguo estatus simbólicamente muerto.
c) Etapa de incorporación a la vida nueva o “normal”, que se hace efectiva a través de un rito de reunión con la comunidad, normalmente concretado en una gran fiesta, que define que las relaciones han cambiado y que las frecuencias de interacción ahora serán diferentes.

Hechos comunes en la vida cotidiana de las personas, están regidos por estos ritos, que producen un intercambio de mensajes emocionales, fundamentalmente a través de canales no verbales. Así, forman un sistema en el que ciertos sentimientos juegan un papel importante y en el que cada individuo ocupa ciertas posiciones y representa ciertos roles, marcan el tránsito de la infancia a la adolescencia y de ésta a la edad adulta.
En estos ritos recurrentes, se separa a los iniciados de su posición social anterior, es decir, de sus madres, sus hogares y, simbólicamente, de su infancia. Son sometidos a pruebas, tan dolorosas como la circuncisión o ablación genital, que ponen de manifiesto su sumisión a los organizadores del ritual, que representan el poder y la ley de la sociedad políticamente organizada. Tales pruebas, a su vez, son la oportunidad para que los iniciados demuestren su valor y su capacidad de asumir las responsabilidades de la etapa adulta.
En la fase final del rito, los iniciados vuelven a ser aceptados formalmente por la sociedad y se reincorporan a las actividades normales de la comunidad. Entonces, lo que persiguen los ritos de iniciación, desde esa mirada antropológica, es proporcionar una estructura, un orden y un sentido a la vida de los individuos, mediante eventos formales y participativos, asociados a una fuerte simbología.
Hace algunos años, un miembro de la Resp:. Logia de Investigación y Estudios Masónicos “Pentalpha” # 119, luego de analizar distintas visiones del rito (Marcel Gauss, Bronislaw Malinovsky; Bergson; Freud, Durkheim y Rudolf Otto), concluía que: “Parece preferible buscar la función de los ritos no en finalidades que les sean exteriores, sino en sus características que les son propias, a saber, las que los hacen aparecer como un medio de regular las relaciones entre lo que es dado en la existencia humana y que lo que parece superarla, puesto que nos las habemos aquí con conductas que no encuentran su explicación en las condiciones materiales del hombre, pero que, sin embargo, le están estrechamente ligadas” .
Frente a las distintas visiones que asignan al rito determinadas finalidades exclusivamente de tipo cultural, religioso, mágico o instintivo, Thibaut planteaba, que los ritos masónicos:

1. “No pretenden poner al hombre en contacto con divinidad alguna.
2. No tienen ninguna función mágica.
3. No cumplen ninguna función religiosa.
4. No surgen ni reemplazan funciones básicas o instintivas”.

Hemos visto que la Gran Logia de Chile considera constitucionalmente los ritos como sistemas de enseñanza. En su Reglamento General se explaya de modo más definitivo, al decir en su artículo 2.3, que “El Rito es el conjunto de ceremonias emblemáticas a través de las cuales la Francmasonería imparte sus enseñanzas sobre la base de símbolos y alegorías.” Y luego, agrega: “El Rito no solo traduce esta expresión ceremonial, sino que un sistema de enseñanza. Existen distintos ritos que reconocen el mismo origen histórico. La Gran Logia de Chile los considera como los efectos docentes de una misma disciplina fraternal y de un pensamiento común, orientados al bien de la sociedad”.
Estando en plena sintonía con lo que expresa nuestro Poder Regulador, creo que efectivamente el rito en Masonería es un instrumento de carácter sistémico para abordar el proceso iniciático que determina el carácter masónico.
De alguna manera, en las prácticas masónicas – una cuestión de carácter cultural desarrollada a través del tiempo-, se ha establecido una diferencia entre las acepciones rito y ritual. Así, rito tiene que ver con la idea de ethos, de norma superior, de conjunto macro valórico o doctrinario, dentro del cual se expresan los rituales. De este modo, asumimos la idea de Rito como una concepción general en torno a la cual se desarrolla una práctica masónica, y usamos la acepción “ritual” como el modo litúrgico, relacionado con lo ceremonial, o como la tangibilización del rito en doctrinas específicas, donde la costumbre se expresa en su condición iniciática, en fin, como un drama representado, donde se manifiesta la pérdida, la transición y la aceptación en una nueva condición o calidad.
Sabemos que Rito en Masonería es el conjunto de reglas y convenciones, ceremonias, doctrinas y usos, que dan forma al proceso iniciático que ella pretende. Es más, ello involucra también la referencia sobre la cual se constituyen los usos y costumbres que dan autoridad doctrinaria a un poder masónico, para regular la estructura que dirige.
Según Frau & Abrines, el origen de los Ritos en Masonería es difícil de establecer, aun cuando se confiere a Elías Ashmole la elaboración de los primeros rituales de iniciación, aumento de salario y exaltación, que entraron en uso por parte de la Gran Logia de Londres, y que son reconocidos como el Rito Inglés Primitivo. En lo básico ellos consistían en algunos aspectos ceremoniales y la comunicación de signos de reconocimiento, tomando como punto de partida las antiguas tradiciones gremiales.
Desde un punto de vista etimológico, el rito es un conjunto normativo formal, constituido a través de convenciones, y que tiene su origen en las prácticas sagradas o religiosas, para la celebración de un culto o para asentar una tradición. En la Iglesia Católica, Apostólica y Romana se define como rito al conjunto de tradiciones litúrgicas que han existido a lo largo de su historia.
Sin embargo, los ritos no son solo expresión de lo religioso, sino que tienen que ver con la forma de estructuración del ethos en las comunidades tradicionales. Es una manifestación de lo moral que adquiere una condición sagrada. Quien mayormente ha profundizado al respecto es Arnold van Gennep, quien, desde una perspectiva antropológica, propone la existencia de Ritos de Paso, ceremonias que marcan el paso de una fase de la vida o de un estatus social a otro, y que se manifiestan en las transiciones normativas experimentadas por personas y grupos a lo largo de su vida, marcando el final de una etapa de desarrollo y comienzo de otra nueva.
Estos ritos cambian los roles y estatus de los participantes, organizan sus estados internos cognitivos y emocionales, y provocan cambios cualitativos diferentes. El estudio de Van Gennep, pone de manifiesto que los cambios básicos en la vida de una persona son: el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte, donde cada uno de estos momentos está marcado por un periodo tradicional de rituales o ritos, eventos que obliga a las personas a adaptarse a la nueva situación, de tal modo que los ritos de paso existen en todas las sociedades y sirven para reafirmar sus valores en cada uno de sus componentes.
En el rito de paso o transición, como señalan algunos de los estudiosos de Van Gennep, hay tres etapas:

a) La etapa de separación o “segregación”, cuya finalidad es que la interacción del sujeto con el grupo a que pertenece se reduzca ostensiblemente o termine por completo.
b) La etapa marginal, donde el sujeto se encuentra entre dos posiciones o estatus, el antiguo y el nuevo, y donde el proceso de cambio que ejecuta el ritual declarará al antiguo estatus simbólicamente muerto.
c) Etapa de incorporación a la vida nueva o “normal”, que se hace efectiva a través de un rito de reunión con la comunidad, normalmente concretado en una gran fiesta, que define que las relaciones han cambiado y que las frecuencias de interacción ahora serán diferentes.

Hechos comunes en la vida cotidiana de las personas, están regidos por estos ritos, que producen un intercambio de mensajes emocionales, fundamentalmente a través de canales no verbales. Así, forman un sistema en el que ciertos sentimientos juegan un papel importante y en el que cada individuo ocupa ciertas posiciones y representa ciertos roles, marcan el tránsito de la infancia a la adolescencia y de ésta a la edad adulta.
En estos ritos recurrentes, se separa a los iniciados de su posición social anterior, es decir, de sus madres, sus hogares y, simbólicamente, de su infancia. Son sometidos a pruebas, tan dolorosas como la circuncisión o ablación genital, que ponen de manifiesto su sumisión a los organizadores del ritual, que representan el poder y la ley de la sociedad políticamente organizada. Tales pruebas, a su vez, son la oportunidad para que los iniciados demuestren su valor y su capacidad de asumir las responsabilidades de la etapa adulta.
En la fase final del rito, los iniciados vuelven a ser aceptados formalmente por la sociedad y se reincorporan a las actividades normales de la comunidad. Entonces, lo que persiguen los ritos de iniciación, desde esa mirada antropológica, es proporcionar una estructura, un orden y un sentido a la vida de los individuos, mediante eventos formales y participativos, asociados a una fuerte simbología.
Hace algunos años, un miembro de la Resp:. Logia de Investigación y Estudios Masónicos “Pentalpha” # 119, luego de analizar distintas visiones del rito (Marcel Gauss, Bronislaw Malinovsky; Bergson; Freud, Durkheim y Rudolf Otto), concluía que: “Parece preferible buscar la función de los ritos no en finalidades que les sean exteriores, sino en sus características que les son propias, a saber, las que los hacen aparecer como un medio de regular las relaciones entre lo que es dado en la existencia humana y que lo que parece superarla, puesto que nos las habemos aquí con conductas que no encuentran su explicación en las condiciones materiales del hombre, pero que, sin embargo, le están estrechamente ligadas” .
Frente a las distintas visiones que asignan al rito determinadas finalidades exclusivamente de tipo cultural, religioso, mágico o instintivo, Thibaut planteaba, que los ritos masónicos:

1. “No pretenden poner al hombre en contacto con divinidad alguna.
2. No tienen ninguna función mágica.
3. No cumplen ninguna función religiosa.
4. No surgen ni reemplazan funciones básicas o instintivas”.

Hemos visto que la Gran Logia de Chile considera constitucionalmente los ritos como sistemas de enseñanza. En su Reglamento General se explaya de modo más definitivo, al decir en su artículo 2.3, que “El Rito es el conjunto de ceremonias emblemáticas a través de las cuales la Francmasonería imparte sus enseñanzas sobre la base de símbolos y alegorías.” Y luego, agrega: “El Rito no solo traduce esta expresión ceremonial, sino que un sistema de enseñanza. Existen distintos ritos que reconocen el mismo origen histórico. La Gran Logia de Chile los considera como los efectos docentes de una misma disciplina fraternal y de un pensamiento común, orientados al bien de la sociedad”.
Estando en plena sintonía con lo que expresa nuestro Poder Regulador, creo que efectivamente el rito en Masonería es un instrumento de carácter sistémico para abordar el proceso iniciático que determina el carácter masónico.
De alguna manera, en las prácticas masónicas – una cuestión de carácter cultural desarrollada a través del tiempo-, se ha establecido una diferencia entre las acepciones rito y ritual. Así, rito tiene que ver con la idea de ethos, de norma superior, de conjunto macro valórico o doctrinario, dentro del cual se expresan los rituales. De este modo, asumimos la idea de Rito como una concepción general en torno a la cual se desarrolla una práctica masónica, y usamos la acepción “ritual” como el modo litúrgico, relacionado con lo ceremonial, o como la tangibilización del rito en doctrinas específicas, donde la costumbre se expresa en su condición iniciática, en fin, como un drama representado, donde se manifiesta la pérdida, la transición y la aceptación en una nueva condición o calidad.



1 comentario:

  1. Ensayo extraordinariamente interesante. Si tuviese que hacer una analogía diría que el Rito es como el lenguaje, en tanto el ritual es equivalente a un idioma. Uno representa lo macro, el otro, lo micro.

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