martes, 10 de mayo de 2011

DECLARACION DE PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS ETICOS

DECLARACION DE PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS ETICOS
Ramiro Toro Candia

Conceptos
El Origen de la declaración
Fundamentos éticos de los principios de la masonería

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

DECLARACIÓN : Manifestación, enunciado, exposición, explicación de algo.
Las Grandes Logias se gobiernan según los principios tradicionales de la Orden Universal, de acuerdo con sus propias Constituciones y con principios legales regularmente adoptados en el ejercicio y función de su soberanía

Desde sus primeros momentos de existencia en los albores del siglo XVIII, la Masonería Especulativa, como continuadora de la Masonería Operativa, de la que es hija y heredera legítima, fijó una serie de principios o reglas de obligado cumplimiento para cuantos quieran ser considerados masones. Es decir, cuanto queda dentro de dichos principios, reglas o Landmarks –límites– es Masonería, lo que queda fuera no lo es, o al menos no lo es en el estricto sentido de la palabra.
Cierto que uno de los problemas con los que se enfrenta la Masonería Especulativa o moderna, es la falta de definición a la hora de fijar cuales son esos Landmarks. Esto es así porque cada Gran Logia, acogiéndose y cumpliendo con unas reglas esenciales, acordadas, aceptadas y asumidas por todas las Grandes Logia Regulares del mundo, es decir, por todas las Grandes Logias nacidas de aquel primer tronco común que fue la Masonería Operativa, son libres y se consideran entre sí soberanas a la hora de fijar los Landmarks de obligado cumplimiento para los miembros de cada una de ellas. Estando todas las Grandes Logias o Grandes Orientes –Obediencias Masónicas– unidas por la legitimidad –regularidad– de su origen, por el mutuo reconocimiento y, "doctrinalmente", por un mínimo común denominador.
Está libertad "doctrinal" no es sino la expresión del adogmatismo de la Masonería y de la independencia de unas Grandes Logias al respecto de las otras. Sirve decir que las Grandes Logias, son de ámbito nacional con la excepción de los países organizados federalmente, donde suelen ser de ámbito estatal; y cada una de ellas es soberana en el territorio de su jurisdicción.
Incuestionablemente la Masonería Operativa tenía en sí misma un gran componente religioso –cristiano– que la Masonería Especulativa ha conservado como propio, si bien dejando a los masones en plena libertad en cuanto a materia de fe, de acuerdo con la Constituciones de Anderson (1717). De ese documento nace una de las normas de obligatorio cumplimiento para todo masón, para toda Logia y por ampliación para toda Obediencia Masónica –Gran Logia a partir de dicha obligación el masón se reúne en Logia y trabaja siempre a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo –A L.•. G.•. D.•. G.•. A.•. D.•. U.•.–, concepto que debe de ser examinado en su evolución a través de los siglos.

Las Constituciones de 1723, cuya redacción se debió esencialmente a los Pastores Anderson y Desaguiliers, y las cuales constituyen la carta universalmente reconocida en la Masonería especulativa, puntualizan en su artículo 1º. :
"Un masón tiene la obligación de obedecer la ley moral y, si entiende bien el Arte (Real), no será jamás un ateo estúpido ni un libertino irreligioso".

En la línea del espíritu que caracteriza al Escocismo, designa a Dios, señalado por Anderson por su concepto fundamental: el Gran Arquitecto del Universo. Este concepto es evocador de un Principio de Orden regulador del mundo manifestado. Según la Tradición, constituye la clave del Rito que trabaja para glorificarle, lo que significa que el Escocismo rinde un homenaje de respeto y de admiración al G.•. A.•. D.•. U.•., sin jamás tratar de definirlo.

“La Gran Logia de Venezuela, el 1° de junio de 1951, emitió la Declaración de Principios, fecha 1° de enero de 1952, (siendo Gran Maestro: José Tomás Uzcátegui y Gran Secretario: Jesús M. Chango Gómez) donde en su artículo 4° dice:
Artículo 4: así ratifica soberanamente su adhesión e irrestricto acatamiento a los Antiguos Límites, Usos y Costumbres de la Orden que regulan el funcionamiento de las Corporaciones Simbólicas Regulares del Mundo, y que están en plena armonía con la práctica de modernos postulados democráticos que entrañan la justicia social y el equilibrio humano.

De seguida se reproducen los 25 landsmarks expuestos por el H.A. Mackey.”

De estas antiguas normas se genera una Declaración de Principios de la Masonería que nos enseña...

La Francmasonería es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico.
Se ingresa a ella por medio de la Iniciación.
Fundada en el sentimiento de la Fraternidad, constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. Como Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad.
Promueve entre sus adeptos la búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive, para alcanzar la fraternidad universal del género humano.
A través de sus miembros proyecta sobre la sociedad humana la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta.
No es una secta ni es un partido.
Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo.
Aleja de sus Templos las discusiones de política partidista o de todo sectarismo religioso.
Sustenta los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia.
Los francmasones se reconocen entre sí como Hermanos donde quiera que se encuentren. Se deben ayuda y asistencia.
Tienen, además, la obligación de practicar la solidaridad humana.
En la búsqueda de la verdad y en el logro de la justicia, es deber de los francmasones mantenerse en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad.
Los francmasones respetan la opinión ajena y defienden la libertad de expresión.
Anhelan unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva paz y entendimiento y elimine los prejuicios de toda índole.
Aman a su patria, respetan la ley y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente.

Los francmasones, de acuerdo con los Antiguos Usos y Costumbres de la Institución, se reconocen entre sí por medio de signos, palabras y tocamientos que se comunican tradicionalmente en Logia dentro del secreto del ceremonial. Cada francmasón es libre de dar a conocer o silenciar su condición de tal, pero le está vedado revelar la de su Hermano.
Considera la Orden, que el trabajo, en todas sus manifestaciones, es uno de los deberes y uno de los derechos esenciales del hombre y el medio más eficaz para el desenvolvimiento de la personalidad, contribuyendo con ello al progreso social.
Proclama al Grande Arquitecto del Universo como Principal Generador y como Símbolo Superior de su aspiración y construcción éticas.
No prohíbe ni impone a sus miembros ninguna condición religiosa.
Las Grandes Logias se gobiernan según los principios tradicionales de la Orden Universal, de acuerdo con sus propias Constituciones y con principios legales regularmente adoptados en el ejercicio y función de su soberanía.
Francmasones, Logias y Grandes Logias se empeñan constantemente en el perfeccionamiento del Hombre y de la Sociedad, a través del Amor, la Solidaridad, la Justicia y la Paz, para Gloria del GRANDE ARQUITECTO DEL UNIVERSO.

Siendo la Declaración de Principios un compendio de normas Éticas definiremos el concepto y su íntima relación con ella...
"El término "ética" es comúnmente definido como "moral" y "conducta ética" como "conducta moral" ... En algunos aspectos la ética que deben practicar los masones entre si se asemeja a la ética profesional de un médico o un abogado, considerando que existe la misma obligación de mantener secretos confiados en forma profesional o Masónica, según el caso, y también la obligación de informar al Hermano de asuntos y temas que debe conocer.
Pero la ética a ser practicada por Masones con el público en general, es la misma que se aplica en el mundo comercial y de los negocios y de la ley civil, como ser, honestidad, franqueza, cumplimiento de compromisos, equidad, y similares.
La Masonería no pretende ni aspira a la santidad de alguna secta religiosa. Es un tipo de filosofía práctica que sobrepasa la habilidad de un hombre común de buen carácter e intenciones.
La Fraternidad debe impedir hipocresía y, en consecuencia, tener mucho cuidado con la prédica de escritores súper-entusiasmados que promueven a la Orden tomar actitudes de Santidad y a los Hermanos convertirlos en misioneros."

Debemos recordar que: “Un masón, generalmente, es lo que deseamos ser”. (MAGUT)

Nuestros principios establecen que los masones se reconocen entre sí como hermanos dondequiera que se encuentren. Sin embargo, más importante es que los demás puedan reconocernos como seres más evolucionados tanto intelectual como moralmente en la sociedad. Es decir, que se nos reconozca como seres que aman la verdad y la justicia y que se mantienen en una posición de avanzada en el proceso evolutivo e integrador de la persona en la vida diaria.
Los masones hemos de ser una diversidad que, en general, resulta difícil: respetuosos de la opinión ajena, defensores de la libertad de expresión, ansiosos de unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva la paz y el entendimiento, mientras se eliminan los prejuicios de toda índole. Para lograrlo, es necesario mucho esfuerzo personal de cada miembro de la Orden, porque el camino por seguir va a ser, sin duda, sólo aquél que nuestra comprensión y esfuerzo sea capaz de trazar.
La ética es aquella disciplina de la filosofía que corresponde a la Filosofía o Ciencia Moral, es decir, la reflexión sobre las conductas humanas individuales y colectivas y la normas morales en que se basan los diversos comportamientos. Tiene como finalidad principal, lograr el desarrollo humano cautelando que este proceso, a menudo complejo, se cumpla y culmine, alcanzando la plenitud, de acuerdo con las diferencias individuales, las facultades, habilidades y destrezas de cada uno. Por esto, la masonería es, por esencia, una entidad moral.

La Orden Masónica, como institución iniciática, que exalta la práctica de las virtudes en cada uno de sus miembros y el deber de proyectarlas hacia el mundo profano, induce el proceder recto de cada hermano, orientándoles hacia la verdad, aunque ésta no tiene el carácter de absoluta. La ética masónica es el código de moral humana más perfecto que existe, porque crea en el individuo, la conciencia del bien por el bien mismo, sabiendo que los conceptos de bien y mal no existen en forma absoluta.
En su sentido etimológico, ética proviene de la palabra griega “Ethos”, que define lo relativo a la costumbre. Tanto los helenos como los antiguos romanos (que derivaron el término de “Mori” que también significa costumbre) juzgaron que esta definición se refería a las costumbres que determinaban la moral.

Pero no es posible referirse a un concepto tan profundo, sin tener en cuenta el pensamiento de algunos filósofos de importancia como Hegel, Kant, Descartes... Hegel distingue entre la moral objetiva, que es la que impone normas, leyes y costumbres y una moral subjetiva, que se refiere al cumplimiento del deber como un acto voluntario, es decir, derivado del pensamiento. Para Kant, son morales los actos que se asientan en la primaria voluntad de hacer el bien. La moral es autónoma y depende sólo de la persona que la cumple, es decir, su razón de ser no es externa, sino interna al individuo. Descartes planteaba que el Ser Humano, como parte de la naturaleza, es un mecanismo que funciona de conformidad con las leyes naturales, obedeciendo leyes físicas precisas que también le imponen su estructura moral. De acuerdo con su perspectiva, toda persona está dotada de razón y basta que ésta actúe para que pueda distinguir el bien del mal.

Gandhi planteaba que “para nosotros, la virtud moral es la conformidad con nosotros mismos”, mientras que Sócrates manifestaba que “la persona inteligente puede experimentar los mismos impulsos violentos y antisociales que el ignorante, pero dominándolos mejor e incurriendo, con menor frecuencia, en la imitación de los seres inferiores”.

De acuerdo con lo anterior, cada ser humano ha de ser capaz de distinguir entre el bien y el mal; sin embargo, no existe acuerdo entre los diversos pensadores, acerca de si estos conceptos tienen su origen en alguna condición interna del individuo o, en cambio, surgen desde alguna condición determinada externamente. Karen Horney, psiquiatra norteamericana de gran prestigio, sostiene que la vida está llena de “debes” y “no debes”, pero que nadie puede empujamos a ser alguien que cada uno, como persona, no desea ser.

Considerando todo lo aquí planteado, parecería que lo importante es determinar cuales son las normas que funcionan y cuales pueden olvidarse, sin perjudicar a terceros y a uno mismo. Sólo quien es capaz de sumergirse en sí mismo, puede corregir sus errores y alcanzar, en forma consciente, su comportamiento en el mundo.

De acuerdo con lo expresado, podríamos afirmar que la “Ética Masónica” es un compromiso entre cada individuo y la sociedad. Nuestra Orden induce a sus adeptos a la libre aceptación de una conducta moral, sin usar procedimientos compasivos, punitivos ni fanatizantes. En la Masonería somos “armados” de profundos conceptos éticos que nos capacitan para analizar y evaluar nuestras actuaciones individuales, aquilatando nuestra propia institución y la humanidad toda.

La declaración de Principios señala que: La fraternidad se configura como un baluarte de la masonería... ¿Qué forma más elevada de Ética puede encontrarse aparte de ésta que constituye la base de la solidaridad y la amistad? Por otro lado, no debemos olvidar que una característica impuesta a cada uno de los candidatos propuestos para ingresar a la Orden es que sean “personas libres y de buenas costumbres”, de manera que sólo cabe esperar que los adeptos se comporten de acuerdo con esta condición.

En la Declaración de principios se suele definir la Francmasonería como una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática. Sin embargo, la masonería no dicta normas morales, ni señala listas de virtudes o de vicios. En ella no se conoce la palabra “pecado”. Cada uno es soberano de sí mismo y debe disponer de los elementos de juicio que autorregulan su conducta, entendiendo que cualquier procedimiento que se desvía del camino verdadero, resulta igualmente incorrecto para cualquier persona de buenas costumbres. No obstante, no se debe perder de vista que los seres humanos presentamos imperfecciones, flaquezas y debilidades, pero el auto desafío de quienes se incorporan a nuestra Institución consiste en enfrentar estas características y superarlas lo antes posible.

Para la Francmasonería, la esencia del perfeccionamiento radica en la libertad de la persona al disponer de la facultad de decidir la forma de ir al encuentro consigo mismo, sin otra condición que la de concretar en sus actos los más elevados valores. De acuerdo con esto, cabe destacar que no le impone a sus miembros meta alguna, pues ésta la debe ir fijando o descubriendo cada uno, pues no se le obliga a seguir un camino trazado previamente. El problema aquí está en descubrir qué ha de entenderse por perfeccionamiento, para lo cual el masón habrá de guiarse por dos tipos de valores que han de orientar su trabajo, aquél conocido como intelectual o lógico, que está ligado al conocimiento y que corresponde a la incesante Búsqueda de la Verdad, indicada en la Declaración de Principios o sea, llegar al juicio verdadero y otro que incluye todos los valores éticos y que se expresa en la conducta humana en el sentido de que ésta puede ser moralmente “buena” o “mala”.

“La búsqueda de la verdad, tarea que debiera preocupar a todos los seres humanos, es el trabajo, es el afán propio del masón. Su caminar por la Orden le debe llevar a descubrir los valores que dignifican la vida y, junto a ellos, su encuentro con la verdad significará la cristalización de su esencia humana”.

Lo señalado en el párrafo precedente constituye uno de los fundamentos básicos de nuestro quehacer como masones. La Orden nos pone permanentemente en la disyuntiva de enfrentarnos con nosotros mismos y de buscar en forma armónica y constante la razón de nuestro destino y de nuestra existencia. La formación de cada uno depende del hábitat en que le corresponde vivir y del cual no puede desligarse. Por el contrario, no sólo deberá enfrentar los desafíos con los medios que tenga a su alcance, sino que se tendrá que comprender y amar el entorno que se le ha entregado, con sus costumbres, sus tradiciones y su cultura.

A estas alturas, sólo podrá, aparte de saber que lo único absolutamente cierto de su existencia es que ésta habrá de terminar en algún momento y, por lo tanto, revisar lo que ha sido su vida personal; en consecuencia, podrá sentirse satisfecho de haberse preocupado fundamentalmente de conocerse a sí mismo, de haber ponderado y evaluado correctamente su especial condición de ser humano y, por lo tanto, perfectible; de haber sido capaz de detectar las impurezas que afectan a su personalidad, de reconocer con valentía sus defectos y con humildad sus virtudes; de reconocer que las respuestas que se le van generando no poseen la condición de ser verdades absolutas y, por lo tanto, siempre será necesario seguir buscando otras, cada vez más adecuadas, aunque no por ello definitivas. Es decir, por mucho caminar y esforzarse, la otra certeza que podrá tener es la de reconocer que la verdad encontrada es su mejor verdad, pero no necesariamente la verdad de todos...

A modo de conclusiones, de la Declaración de Principios de la Masonería podemos considerar las aseveraciones siguientes en cuanto a sus fundamentos éticos:

La ética masónica es una moral subjetiva, progresista, volitiva, autónoma, racionalista, humanista, analítica, selectiva y laica.

La ética radica en el aquí y ahora en que se halla toda persona digna y libre que necesariamente debe actuar en el mundo y como ser racional.

La ética orienta la vida del individuo y le ayuda a conseguir sus fines humanos mediante la práctica de las virtudes morales, es decir, lo guía en la realización de sí mismo y de sus potencialidades, modificando sus hábitos.

La ética masónica afirma la autonomía de los valores y principios morales que masones deberán practicar libremente, buscando siempre su perfeccionamiento, la conquista de su felicidad y la de los demás seres humanos.

La ética francmasónica permite concebir al ser humano como un "animal ético", porque tanto la moralidad como su comportamiento ético son expresiones de espiritualidad que procede de la conducta reflexiva, consciente, responsable y libre.

Las únicas certezas posibles son: el saber que la existencia humana es limitada y la de necesitar un permanente perfeccionamiento.

La senda para seguir en el perfeccionamiento del ser humano está poblada de dudas permanentes que definen, en todo momento, la necesidad de seguir buscando la verdad, a veces, tan esquiva.

S:.F:.U:.

ramtork


BIBLIOGRAFÍA:
Touvia (Teddy) Goldstein
La Fraternidad #62, Amistad #81, Montefiore #78, Tel Aviv, Israel; Jerusalén #91, Roma, Italia
Gran Superintendente de Distrito Pasado de la Gran Logia del Estado de Israel y Presidente de la Asociación de Beneficencia de esta Gran Logia
Plancha dictada en Tenida Regular de Primer Grado de la RLS "La Fraternidad #62" de Tel Aviv, Israel.
Coil's Masonic Encyclopedia de Henry Wilson Coil, Macoy Publishing & Masonic Supply Co. Inc., 1961
"Mito y Realidad en la Historiografía Masónica. Eloy Reverón en: Anuario de Estudios Bolivarianos N 4, Sartenejas, Instituto de Investigaciones Históricas Bolivarium, Universidad Simón Bolívar, 1995
Declaración de Principios. Gran Logia de Chile

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