martes, 10 de mayo de 2011

RELIGIÓN, FUNDAMENTALISMO Y CONFLICTOS.
LA RELIGIÓN EN LA POLÍTICA
NUEVAS TRIBUS.
Ramiro Toro C.
CARACAS - AGOSTO, 2006

INDICE
INTRODUCCION
EL FUNDAMENTALISMO, BASES PARA UNA DEFINICIÓN DEL TERMINO
ACEPCIONES DEL FUNDAMENTALISMO
LA RELIGIÓN Y LA POLÍTICA
LAS NUEVAS TRIBUS
MASONERÍA E INTOLERANCIA RELIGIOSA

INTRODUCCION

El término “fundamentalismo” tiene su origen en una serie de panfletos publicados entre 1910 y 1915 en Estados Unidos, con el título “Los Fundamentos: un testimonio de la Verdad”.

En el actual contexto de modernidad, entendemos como fundamentalismo religioso, “el conjunto de postulados que afirma la inamovilidad de la tradición, una infalibilidad de los textos sagrados como el Corán, la Torá o los Evangelios y un respeto irrestricto a las ceremonias litúrgicas” (importa más la letra de la ley que su espíritu).

En las conductas de determinados grupos existe una clara implicación entre religión y política, en su sentido más peyorativo

Toda violencia “sagrada y divina” se justifica por sí y ante sí misma, sin importar las víctimas y los horrores que provoca. Así lo confirman todas las guerras santas, las cruzadas y las inquisiciones doctrinales de la historia

Hoy en día, en un mundo sumido en dramáticos conflictos desatados por la conjunción de intereses económicos y fanatismos que apelan a los designios divinos, y justifican el castigo de los impíos, varias grandes organizaciones de corte evangélico y origen estadounidense LAS NUEVAS TRIBUS se han convertido en ariete de proyectos de dominación política y cultural, a la vez que recaban muchos millones de dólares para llevar a cabo la conversión al cristianismo de todos los pueblos del mundo.

Debemos recordar que nuestra orden no se negó a iniciar a musulmanes, parsis, hindúes, siks, y muchas otras personas de varias religiones del mundo. Gracias a la Masonería, muchas concepciones culturales positivas concernientes a los ideales de tolerancia, hermandad, libertad, democracia, igualdad, o la misma idea de “Derechos Humanos”, han crecido no solo en Europa y en los Estados Unidos, sino también en varios países orientales/y/africanos .

El Fundamentalismo

Bases para una definición del término

De todos modos, tratando de dar cuenta de un fenómeno que comparte rasgos en distintos lugares del mundo, en sentido amplio, el término fundamentalismo daría cuenta de una forma moderna de religión politizada a través de la cual los "verdaderos creyentes" resisten la marginación de la religión en sus respectivas sociedades. Todas las variantes compartirían su resistencia, cuando no declarada hostilidad, a la secularización, y buscan reestructurar las relaciones e instituciones sociales y culturales según los preceptos y normas tradicionales. Algunos buscan combatir el secularismo a través de escuelas, prensa, academias; otros ingresan a la arena política y otros abandonan la política convencional y el marco jurídico, y practican la violencia y la guerra religiosa para intimidar o derrocar gobiernos.

Hay quienes trazan una distinción entre "restauradores de la fe" y "fundamentalistas"; los primeros serían devotos pero apolíticos, y no pretenderían forzar la conversión de los demás; los segundos serían aquellos que pretenden cambiar la conducta tanto de aquellos que comparten su fe como de aquellos que no la comparten. En este sentido, habría que entender que el "fundamentalismo genuino" es a la vez religioso y político; entiende que las circunstancias le exigen actuar políticamente (tal vez de forma violenta) a fin de cumplir con sus obligaciones religiosas.

El fundamentalismo es un fenómeno, que a pesar de no haber alcanzado esta denominación hasta hace relativamente poco tiempo, ha existido desde muy antiguo bajo formas de actuación que podemos englobar plenamente dentro del concepto actual de fundamentalismo. Veamos, ahora, brevemente, cuales son las acepciones que actualmente pueden englobarse dentro del concepto de fundamentalismo y algunos ejemplos tanto antiguos como actuales.

Acepciones de Fundamentalismo
La primera acepción de fundamentalismo, es aquella que responde a la corriente teológica de origen protestante, desarrollada en Estados Unidos en la segunda década del Siglo XX y que sólo admite el sentido literal de las Escrituras. El término “fundamentalismo” tiene su origen en una serie de panfletos publicados entre 1910 y 1915 en Estados Unidos, con el título “Los Fundamentos: un testimonio de la Verdad”. Los panfletos escritos por pastores protestantes se repartían gratuitamente entre las Iglesias y los seminarios, en contra de la pérdida de influencia de los principios evangélicos en América durante los primeros años del Siglo XX. Era la declaración cristiana de la verdad literal de la Biblia. Estas personas se consideraban guardianes de la verdad. Evidentemente esta acepción, origen del término fundamentalismo, nos resulta hoy de poca utilidad para comprender los fenómenos, que hoy día, son objeto de preocupación en buena parte del mundo.

La segunda acepción es aquella que nos indica la tendencia que manifiestan algunos adeptos de una religión determinada, para volver constantemente a aquello que consideran fundamental, originario. Para definir este fundamentalismo religioso existen distintas definiciones y sinónimos. Pensamos que nos puede resultar útil para perfilar este tipo de fundamentalismo la definición que nos da Ernerst Gellner, señalando que “la idea fundamental es que una fe determinada debe sostenerse firmemente en su forma completa y literal, sin concesiones, matizaciones, reinterpretaciones ni reducciones. Presupone que el núcleo de la religión es la doctrina y no el ritual, y también que esta doctrina puede establecerse con precisión y de modo determinante, lo cual, por lo demás, presupone la escritura”.
Siempre hubo quienes, invocando la palabra de Dios, pretendieron o pretenden imponer por la fuerza sus creencias a los demás y modelar la sociedad de acuerdo con sus fanatismos religiosos. En nombre de su concepto propio de virtud reclaman el derecho de controlar la vida de sus prójimos y de erigirse en jueces de sus opiniones, de modo que aquellos que no seguían o siguen sus preceptos merecían o merecen ser castigados.
La tercera acepción es aquella que nos señala que se trata de una tendencia política extremadamente conservadora. Muchas veces se acompaña de los adjetivos radical e integrista para calificar algunos movimientos fundamentalistas que usan el terrorismo y la violencia como medio de acción política. Esta tercera concepción del fundamentalismo, va muchas veces estrechamente ligada a la anterior, ya que en las conductas de determinados grupos existe una clara implicación entre religión y política, en su sentido más peyorativo, haciendo buena la afirmación que en la antigua Roma hizo Tito Lucrecia al afirmar que la Religión ha dado origen a hechos impíos y criminales.

El fundamentalista es una persona que adopta una visión exclusiva de la verdad, que le lleva a desarrollar una especie de fanatismo que le hace ver el mundo, fuera de su pequeño círculo, como enemigo. El fundamentalista se manifiesta como intransigente frente a la opinión, modo de vida, o cultura de los demás. El fundamentalista no razona, no evalúa, no dialoga. Su método exige consistencia con su verdad y simplicidad. La forma más común de fundamentalismo es el religioso.
La verdad religiosa, verdad de fe (ciega y cegadora), es la verdad máxima y absoluta, cuando no la única, que hay que proclamar, implantar y defender a toda costa; y en contra de la cual no puede erigirse ni permitirse error alguno. Y el error no tiene derecho a existir, debiendo ser erradicado cueste lo que cueste y por todos los medios posibles (el fin justifica los medios). De ahí que toda violencia “sagrada y divina” se justifica por sí y ante sí misma, sin importar las víctimas y los horrores que provoca. Así lo confirman todas las guerras santas, las cruzadas y las inquisiciones doctrinales de la historia.
Hay una gran masa de creyentes rasos en las Religiones cristianas organizadas. Son aquellos con poca formación (como los que le conviene tener al clero entre sus filas) que tragándose entero todo lo que les dicen, piensan que "La Biblia", tal como la tienen editada en sus casas, es "La Palabra de Dios", infalible a todo nivel. La ignorancia debida a su poca formación, los inmuniza contra la duda, y les impide leer el libro con sentido crítico. Al final del adoctrinamiento de que son víctimas, terminan convertidos en una masa de borregos sin criterio y en un negocio redondo para sus líderes.
Este tipo de creyentes nunca se cuestionan acerca de si lo que ellos tienen por "Palabra de Dios", no ha sido alterada en mayor o en menor medida por los traductores modernos.
Con respecto a este punto en particular, hay ejemplos de cómo todos los traductores modernos de la Biblia (Católicos y Evangélicos) manipulan su contenido como les viene en gana para tapar verdades penosas. Esto lo logran traicionando la letra y el mensaje original del texto.

El Fundamentalismo en el mundo contemporáneo está formado por una serie de movimientos que se caracterizan por tener en común dos elementos:

1) invocación de un retorno a los textos sagrados, leídos de forma literal

2) aplicación de esas doctrinas a la vida social y política.

Al tener estos movimientos fundamentalistas un importante componente de tipo político y social es necesario señalar algunas de sus características comunes, que le dan una cierta base de sustentación en su nacimiento y posterior desarrollo:

1) Todos estos movimientos pretenden hacer derivar su autoridad de una vuelta a los textos sagrados, a escritos que, según se afirma, derivan de Dios.

2) Todos estos movimientos pretenden de que a partir de los textos sagrados puede hallarse el modelo para la constitución de un Estado perfecto en el mundo actual.

3) Todos estos movimientos, a pesar de su aparente espiritualidad, aspiran sobre todo a una cosa: al poder social y político.

4) Todos estos movimientos son intolerantes y en gran medida de carácter antidemocrático. Rechazan las premisas de la política democrática, como la tolerancia y los derechos individuales y reivindican una autoridad que no deriva del pueblo; se trata de una autoridad derivada de la voluntad de Dios, inherente a las escrituras e interpretada por líderes auto elegidos y exclusivamente masculinos tanto si son clérigos como si no.

La explicación que podemos dar a los fundamentalismos actuales pueden resumirse en:

1) Como una vuelta, un renacer de algo que ya estaba, explicando este retorno por el renovado interés en los textos sagrados, a menudo derivado de cierto miedo a la corrupción o innovación dentro de la comunidad religiosa de que se trate. En muchos sentidos, este acercamiento a las escrituras del fundamentalismo corre parejo al enfoque tradicional del nacionalismo: las ideas, la doctrina, el pasado determinan en gran medida el presente. Proclaman que están volviendo a una interpretación “verdadera” y a un pasado que estuvo siempre allí, en un sentido casi arqueológico, esperando ser redescubierto.

2) Como reacción frente a los fracasos de un Estado secular modernizado que se considera corrupto, a menudo dictatorial e incapaz de resolver los problemas económicos y sociales. Son asimismo respuesta a auténticos problemas a los que se enfrentan esos países: urbanización masiva, desempleo, sensación de una dominación extranjera continua y ofrecen una solución simple y aparentemente clara a los problemas del mundo moderno: el Estado – Nación, el aparato estatal modernizado, las exigencias sociales y legales de ese Estado a sus ciudadanos.

Desde épocas muy pretéritas han existido grupos religiosos con actitudes que hoy calificaríamos de fundamentalistas como algún grupo judío, o como el grupo de “assasins” también en Oriente pero circunscritos a su propia comunidad y sin casi incidencia externa. Uno de los ejemplos más importante y quizás paradigmático de fundamentalismo religioso, en el campo católico, y de sus vinculaciones socio – políticas con influencia en toda la Europa cristiana y especialmente en España fue la creación de la Santa Inquisición, entendida inicialmente como un organismo eclesiástico que tenía como finalidad el velar por la pureza de la fe, investigando los errores y castigándolos públicamente.
A pesar de la abolición del tribunal de la Inquisición, los valores que éste defendía continuaron subyacentes, manteniéndose la estrecha relación entre concepción religiosa y civil para la defensa a ultranza de valores absolutos.
En la actualidad, en nuestro mundo occidental, hablamos del fundamentalismo o integrismo islámico como uno de los mayores problemas existentes. Este fundamentalismo vio la luz en unos años preñados de utopías y ensoñaciones totalitarias, de promesas de paraísos y filas cerradas de poder absoluto. En muchos aspectos era un fascismo a la musulmana, pues coincidía en el rigorismo moral y en el retorno a los fundamentos, a épocas pretéritas, así como en el antisemitismo (antes de que los judíos recalaran en Oriente Medio), pero tenían un componente internacionalista frente a la fragmentación nacionalista, semejante al marxismo – leninismo. Ambos totalitarismos coincidían en su aversión a la pluralidad, a la democracia y a los valores occidentales de libertad personal.
Se marcó como objetivo primordial el separar antagónicamente a las personas en dos categorías mutuamente excluyentes en función de ubicarlos según el Bien o el Mal, y el Islam y no Islam. Era un tipo de fundamentalismo providencialista, cuyo sentido llevó en su día a la puesta en marcha de la Inquisición en España, con el sencillo mensaje de que la pureza religiosa traería los beneficios de la omnipotencia divina. De hecho, la clave del activismo propuesto era una relectura universal del “takfir”, el anatema o declaración de impío, por el que se declara a una persona falso musulmán. El creyente tiene la obligación de matarle y considerando al laicismo como una herencia del colonialismo occidental.
El objetivo de este fundamentalismo o integrismo es la implantación de un estado teocrático, reclamando que la autoridad debe asentarse sobre una tradición sagrada que debe ser reinstaurada como un antídoto para una sociedad que se ha desviado de sus legados culturales y que pretende dar una respuesta a la globalización. Sin embargo debemos recalcar que no podemos mezclar el Islam, una religión como todas las religiones, con el integrismo. Pero decir terrorismo es decir fanatismo. En el Corán, el buen Dios no habla de matar.
Como señala Eugenio Trías, tanto el fenómeno del integrismo, islámico, judío o cristiano, como el general interés por las religiones orientales dentro del ámbito occidental, o el despertar de las grandes religiones históricas, desde el hinduismo en todas sus formas hasta el Islam, todo ello es índice de un interés creciente por lo religioso. El final de la Guerra Fría parece sustituir el registro ideológico como lugar en donde se articulan y anudan las convicciones y los conflictos por el registro religioso.

La Religión en la Política

En el actual contexto de modernidad, entendemos como fundamentalismo religioso, “el conjunto de postulados que afirma la inamovilidad de la tradición, una infalibilidad de los textos sagrados como el Corán, la Torá o los Evangelios y un respeto irrestricto a las ceremonias litúrgicas” (importa más la letra de la ley que su espíritu). El fundamentalismo es la interpretación integrista de los textos de cualquier religión y su aplicación a una determinada realidad político – social. Ello puede aplicarse tanto para cristianos, como para judíos y musulmanes, así como para las distintas sectas que cuentan con su propio texto sagrado. En casi todas las religiones ha habido brotes de fundamentalismo. Así podemos observar como en el Judaísmo moderno hay corrientes fundamentalistas, los partidos religiosos de la derecha, que buscan extender la autoridad de la ley judaica en Israel y establecer un Estado basado en los textos legales apropiados, en este caso el Halakha. En su origen el fundamentalismo es un producto de las religiones monoteístas, pero no es algo exclusivo de ellas. En la India ha surgido un fuerte fundamentalismo hindú que busca establecer el Hindutva, un Estado hindú, y el Ramraja, un Estado basado en las enseñanzas del dios Rama. Tampoco el budismo ha sido inmune a estos fenómenos, como se ha puesto de manifiesto en la política de Sri Lanka

Siempre hubo quienes, invocando la palabra de Dios, pretendieron o pretenden imponer por la fuerza sus creencias a los demás y modelar la sociedad de acuerdo con sus fanatismos religiosos. En nombre de su concepto propio de virtud reclaman el derecho de controlar la vida de sus prójimos y de erigirse en jueces de sus opiniones, de modo que aquellos que no seguían o siguen sus preceptos merecían o merecen ser castigados.

Para combatir al fundamentalismo es necesario eliminar algunas de las causas que lo favorecen, pero especialmente desarrollar al máximo el tolerantismo, es decir, el hábito de respetar las opiniones, en cualquier materia, y permitir el libre ejercicio de todo culto.

Las Nuevas Tribus.
Edgard Gonzalez Ruiz. Mexico

En América Latina, la actividad de los grupos evangélicos y en particular de organizaciones misioneras provenientes del extranjero tuvo como premisa la lucha contra el poder de una jerarquía católica que apelaba al fanatismo popular y negaba la libertad de cultos. El reconocimiento del pluralismo religioso fue un importante avance en las legislaciones y usos políticos regionales derivado de las corrientes liberales emanadas del siglo de las luces.
Pero, paradójicamente, hoy en día, en un mundo sumido en dramáticos conflictos desatados por la conjunción de intereses económicos y fanatismos que apelan a los designios divinos, y justifican el castigo de los impíos, varias grandes organizaciones de corte evangélico y origen estadounidense se han convertido en ariete de proyectos de dominación política y cultural, a la vez que recaban muchos millones de dólares para llevar a cabo la conversión al cristianismo de todos los pueblos del mundo.
La obra misionera denominada Nuevas Tribus (New Tribes Mission), cuya expulsión de Venezuela anunció recientemente el presidente Chávez, ha sido acusada también en otros países de trabajar para la CIA, de llevar a cabo actividades de espionaje, de proporcionar un trato inhumano a los nativos de algunas de las misiones que ha establecido, de no respetar sus tradiciones, de querer fanatizarlos e, incluso, de propiciar enfrentamientos violentos, como por ejemplo en Paraguay, donde se ha acusado a las Misión de las Nuevas Tribus de agredir a los ayoreo, una tribu del Chaco, con ayuda de conversos a los que incitaban a entrar en el bosque, capturar a los ayoreo nómadas y llevarlos a la base misionera.
En Colombia, ha sido fuertemente cuestionado el trabajo de Sofia Muller, una fundamentalista de Nueva York, quien al frente de MNT, logró 1963 miles de conversos en los llanos y selvas de ese país. Entrevistada por el investigador Robert R. Stoll en 1975, respondía en estos términos a la acusación de que destruía las culturas indígenas "¡Ojalá! Borracheras y bailes sin parar, tú sabes que bailar conduce a la inmoralidad. Los idiotas tenían toda esa brujería, los hombres tomarían y bailarían toda la noche, luego irían al monte con muchachitas para hacer sus inmoralidades».
Muller tuvo conflictos con varios grupos de las regiones donde trabajaba e incluso con sus propios adeptos, por sus modos autoritarios, y en lo personal consideraba que la bestia roja y la blanca de que habla el Libro de Revelaciones son, respectivamente, los "comunistas" y el ecumenismo.
En varios países de América Latina se ha denunciado la actividad de la MNT contra las culturas indígenas y en 2003, desde Ecuador, Nicia Yajuraweni Maldonado, una de las dirigentes de la coordinación del Consejo Nacional Indio de Venezuela, señalaba que "En nombre de Dios vino la misión Nuevas Tribus y en nombre de Dios invade a Irak, entonces ¡será víctima de su propia mentira!… La Misión Nuevas Tribus no hacía más que hacer énfasis en las predicciones apocalípticas para atemorizar a los indígenas sobre el "fin del mundo", "los 4 jinetes del Apocalipsis" dejando bien sentado después que la salvación estaba en los planteamientos divinos y que el poder americano era el elegido… señalando que eso sería el inicio de la ira de Dios y Norteamérica como el elegido para consumar tal misión" (Indymedia).
En Venezuela, donde se han investigado actividades de espionaje por parte de las Nuevas Tribus, el presidente Chávez señaló al hacer el anuncio de su expulsión que mientras los indígenas viven "situaciones duras (…) Aquí en Apure (estado venezolano), mientras se mueren desnutridos los niños indígenas, se mueren desangradas sus mujeres". Esta Misión tiene plantas eléctricas, energía solar, sistema de radio y pistas de aterrizaje, "Poseen tractores y podadoras para mantener las pistas, unas grandes pistas donde vienen aviones del exterior y se van sin pasar por aduana alguna…"
La inspiración de esos hechos queda al descubierto en la documentación interna de ese grupo y en sus materiales propagandísticos. Es pertinente revisar la forma en que la mencionada organización define sus propias actividades y los requisitos de ingreso, formas de trabajo y normas internas, para darse una idea de los proyectos que. Fundada en 1942 por Paul Fleming, New Tribes Misión que tiene su sede en Sanford, Florida, es una organización internacional dedicada a la conversión al cristianismo de pueblos aislados.
Hay más de 3 mil misioneros de MNT, que trabajan en varios países, entre ellos Australia, Bolivia, Brasil, Indonesia, Costa de Marfil, Colombia, México, Mongolia, Panamá, Papúa, Nueva Guinea, Paraguay, Filipinas, Senegal y Tailandia, además de Venezuela.
Por ser una organización "no lucrativa", puede recibir donativos libres de impuestos. Además, por ser una "sociedad misionera cristiana" el gobierno estadounidense la exime de proporcionar públicamente cualquier información sobre sus finanzas. Sin embargo, MNT ha difundido estados financieros de acuerdo con los cuales sus recursos alcanzan más de 40 millones de dólares anuales, en los últimos años.
La solicitud de ingreso al centro de formación misionera de la Misión Nuevas Tribus de Venezuela interroga al aspirante minuciosamente acerca de su contexto familiar y personal, incluyendo sus relaciones de noviazgo y extramatrimoniales, las deudas que tiene, el origen y monto de cada una de ellas ("explique cómo contrajo cada deuda y la cantidad que debe"), si "se abstiene totalmente" del alcohol y del tabaco, si ha consumido drogas y si ha tenido relaciones homosexuales y lésbicas, asuntos sobre los que el solicitante debe explayarse en hoja aparte.
Las preguntas anteriores definen en realidad exclusiones pues es política de la organización, por ejemplo, no aceptar a solteros que ya hayan experimentado un divorcio, o a personas endeudadas, pues en grupos como estos el moralismo y el espíritu comercial van de la mano.
En el aspecto religioso, el solicitante debe decir por cuánto tiempo ha sido creyente, "¿Qué tiene que entender y hacer una persona para ser salva?"; "Si usted llegara a morir hoy, ¿iría al cielo?"; "¿Por cuál razón iría al cielo?"; se le pide escribir la historia de su conversión y explicar "cómo mantiene el creyente una vida de victoria sobre el pecado" y "de qué manera puede el creyente llegar a saber la voluntad o dirección del Señor".
Debe aceptar una declaración de fe que incluye, entre otros, el compromiso de creer en "la inspiración verbal y plenaria de las Sagradas Escrituras y en su autoridad divina"; "en la caída del hombre, que dio como resultado su separación completa y universal del Dios, y su necesidad de salvación."; "que la salvación es don de Dios, gratuita, eterna y no por obras; que la misma se recibe por medio de la fe personal en el Señor Jesucristo y cada persona tiene la responsabilidad de recibirla por fe o rechazarla; que una vez que haya sido verdaderamente salva, es imposible que el alma vuelva a perderse"; "que el Espíritu Santo regenera dando vida divina y viene a morar personal y permanentemente en el creyente desde el momento en que éste pone su fe en Jesucristo para salvación"; "en la resurrección corporal, tanto de los creyentes como de los incrédulos"; "en la vida eterna de los salvos y el castigo eterno de los perdidos" y "en la responsabilidad de cada creyente, motivado por el amor de Cristo y capacitado por el Espíritu Santo, de testificar acerca de Cristo y vivir abnegadamente para la proclamación del evangelio en todo el mundo". Ciertamente, cada quien es libre de creer lo que quiera, pero tales enunciados no dejan dudas sobre el peligroso espíritu de fanatismo que anima esos proyectos de evangelización, al ser operados por personas que tienen la obligación de creer que sus verdades son absolutas, que son portadores del espíritu divino, independientemente de sus obras, y que por el contrario, los incrédulos y "perdidos" merecen el castigo eterno.
Existen de hecho en la historia de MTN anécdotas que ilustran la forma en que sus adeptos viven sus creencias. De su propio fundador, Paul Fleming, se dice que se preocupaba no por el asesinato de un "indio" a manos de sus colonizadores sino por el hecho de que haya muerto antes de su conversión y por tanto que se haya perdido un alma para Cristo. Un relato de las actividades de MNT en Paraguay hace dos décadas habla de castigos corporales, como golpes y suspensión del suministro de agua, impuestos a los indígenas por desobedecer a los misioneros, que obraban con la convicción, la misma que en su tiempo enarboló la inquisición, de que es conveniente castigar el cuerpo so pretexto de salvar el alma. De acuerdo con ese relato, el jefe de la misión, Mr. Depue, "confirmó que había ordenado una pena colectiva la cual él creía muy efectiva para tratar con el caso de dos o tres niños que habían entrado sin autorización a un almacén… No habría más agua hasta que los culpables fueran encontrados y traídos a su patio amurallado para ser públicamente golpeados". Reconoció que en todos los años que había sido misionero nunca había escuchado ni un solo caso de un indio pegándole a su hijo y cuando se le preguntó si el trato que los misioneros les daban a los nativos representaba para ellos una vida mejor, dijo "No le puedo describir en palabras lo mucho mejor que es….Yo estoy conforme con el conocimiento que una vez que un alma está verdaderamente salvada no se puede perder jamás."
MNT sugiere a sus aspirantes confiar "en el Señor para la provisión de su sustento material, espiritual y físico", ya que la Misión no le proporciona salario alguno durante su entrenamiento; en el mencionado formulario se indaga si el solicitante cuenta con ingresos que continuarían después de ser aceptado por el grupo, si "aceptará y respetará la autoridad y las decisiones" de los líderes del centro misionero, "vivirá de acuerdo con los patrones de conducta del mismo" y "cumplirá alegremente y sin quejarse cualquier trabajo que le sea asignado".
Las prácticas de MNT representan una de las tantas posibilidades de combinar el fanatismo religioso con la salvaje explotación del trabajo y la falta de respeto por la condición humana, propias del capitalismo: recibir donativos, pero no pagar salarios, manejar grandes recursos y dejar a la vez que el personal se las arregle "con la ayuda de Dios", jugar con la doble condición de correligionario y empleado incondicional, evadir los compromisos con los trabajadores y sus familias, manipular a la gente apelando a sus sentimientos religiosos..
Otro documento de New Tribes Mission, acerca de sus políticas en caso de emergencia, es decir de riesgo personal para sus misioneros especifica que estos no deben esperar de su parte el pago de ningún tipo de rescate en caso de ser secuestrados por "elementos insurgentes o criminales". "Por lo tanto, los miembros de la Misión de las Nuevas Tribus no deben suponer que se pagará rescate por su libertad, política que ha surgido después de mucha oración y de una cuidadosa evaluación". También es política de la organización que todos sus miembros tengan hecho su testamento, y hayan designado a quienes queden a cargo de la tutela de sus hijos menores, en caso de que mueran o queden incapacitados, pues "New Tribes Mission, como organización corporativa, no puede llevar a cabo satisfactoriamente ese papel".
Los principales casos de misioneros de MNT víctimas de la violencia incluyen el de tres de sus miembros secuestrados en 1993 en Panamá y llevados a Colombia. Ante lo cual, sus correligionarios llegarían a expresar su regocijo porque ya son "eternamente libres", mientras que el gobierno estadounidense aprovechó el episodio para impulsar su política injerencista en la zona, contra Venezuela y so pretexto de las FARC, y para reiterar su apoyo al presidente Pastrana.
Asimismo, en mayo de 2001, en Filipinas, otra pareja de misioneros, marido y mujer, fueron secuestrados por el grupo de Abu Sayyaf. La mujer fue herida pero liberada durante una operación de rescate del ejército, mientras que él resultó muerto.
En suma, las nuevas tribus funcionan como promotores del modo de vida y de los supuestos valores de un capitalismo que hoy en día muestra su rostro más salvaje y agresivo.
No debe extrañar que, al margen del viejo conflicto entre el protestantismo y el catolicismo conservador, su expulsión haya recibido la aprobación prácticamente unánime de la sociedad venezolana, pues la organización es otro rostro del sangriento fundamentalismo que se ha apoderado del gobierno de Estados Unidos.
Edgar González Ruiz es maestro en filosofía y autor de varios libros sobre los grupos conservadores en México y en América Latina.

Masonería e intolerancia Religiosa
Los difíciles momentos de cambio que estamos viviendo indican que ha llegado la hora de repensar si es posible liberarnos de las moralinas que en nombre de lo divino atentan contra la misma existencia de la humanidad. En el mundo posterior al 11 de setiembre de 2001, la religión ha salido de lo privado para estar presente en el espacio público más que nunca. Las investigaciones sobre el origen del cristianismo y el legado de Jesús están socavando los cimientos que durante 2.000 años ha sostenido al Vaticano. También desde el Medio Oriente llegan los fuertes discursos contra la cultura occidental vista por fundamentalistas del Islam. Así el retorno de lo religioso se hace presente y la teoría del Choque de civilizaciones que predijo Samuel Huntington está más cerca que nunca. Ha llegado el momento de reconfigurar el humanismo, independiente de sus confesiones religiosas e instalar una fuerte presencia de la laicidad como principio de las repúblicas.

Quienes pretenden anular la laicidad para aplicar el adoctrinamiento religioso en los ámbitos de la República, atentan contra uno de los principios más elementales del ser humano, el del libre albedrío expresado como la libertad individual.

Por esto entendemos que debemos promover por una laicidad como expresión total de libertad frente a los dogmas y a los fundamentalismos no sólo religiosos, sino políticos, xenofóbicos, y otras concepciones metafísicas que deben ser patrimonio individual de cada ser humano.
Este concepto de laicidad total, así como tiene expresión en el concepto de libertad, también se asocia al concepto de igualdad puesto que sin ella no podría concebirse una distribución equitativa en el orden moral, jurídico y político entre otros. Igualdad de derechos a la existencia, a la dignidad, a la felicidad, a la justicia, al perfeccionamiento y a practicar en lo colectivo.

La laicidad debe ser una, que convoque a todos, religiosos, ateos, agnósticos. Es un método de convivencia entre todas las posiciones que excluye de raíz las posiciones de privilegios, por muy tradicionales que éstas sean. Como expresaba el educador inglés del 1700, John Wesley “Pensamos y dejamos Pensar”.

Los antiguos problemas conexos con el proceso de globalización han cambiado nuestro mundo; después de un largo período, durante el cual la dimensión religiosa y espiritual parecía declinar, la ilusión simplista que el desarrollo tecnológico, con el colapso de la Unión Soviética, habría superado cualquier problema científico, se ha desvanecido definitivamente. Hoy debemos enfrentar un mundo mucho más complejo, donde las fronteras nacionales no pueden separar culturas y tradiciones, y donde las diferencias entre interno y externo pierden paso a paso su significado, tal como nos ha mostrado el ataque terrorista a España.
La guerra que estamos viviendo es igualmente global, y nadie puede pensar que se encuentra fuera de este gran y trágico juego. En este contexto, nuevas formas de intolerancia religiosa asumen un fuerte y creciente significado político; algunos dogmas religiosos, expresados de una forma tosca, esquemática y sin sentido crítico, son utilizados hoy en día como un bastón, a veces contra las mismas seculares tradiciones o simplemente como un instrumento de propaganda más eficiente y políticamente convincente y, obviamente, por estas mismas razones, extremadamente más peligrosos.
Un Mundo Occidental, presentado vulgarmente como judeo-cristiano de hecho se está convirtiendo en el blanco de un Oriente islámico, según el plan de algunos movimientos religiosos fundamentalistas que están intentando asumir una nueva forma de liderazgo espiritual, particularmente en África del Note, en el Medio Oriente, en el Sudeste Asiático y en el Asia Central.

En el lado opuesto, podemos ver que algunas reacciones psicológicamente negativas están echando raíces en la opinión pública europea, tanto así que muchas personas que ya están impresionadas por el actual fenómeno de la inmigración, ahora se sienten profundamente consternadas por la violencia de los actos terroristas; es así que muchos ciudadanos consideren, unilateralmente, a los musulmanes como intolerantes, terroristas en potencia, o incluso peor.
En esta situación, nuestra orden no puede permanecer en silencio y observar la evolución de esta tragedia como algo externo o simplemente profano para nuestras esotéricas mentes y almas.
La primera razón que nos impone una clara respuesta se debe a la dramática circunstancia de la que es objeto la Masonería con una propaganda muy violenta e insultante por parte de algunos grupos fundamentalistas, quienes proponen la reciente exhumación de algunas mitologías comunes y muy antiguas, concernientes a un notorio plan masónico de dominio mundial.
Tampoco podemos olvidar que, en el pasado, en muchos países europeos y americanos la Masonería ha sido severamente atacada, perseguida, prohibida y continuamente condenada por prejuicios religiosos y políticos; hasta que las ideas de tolerancia, democracia parlamentaria, estado laico, libertad religiosa y respeto mutuo, o los principios fundamentales establecidos en la Carta de los Derechos Humanos no se hicieron actuales y aceptados. De hecho, desde el punto de vista de esas personas intolerantes, nuestra existencia, nuestra cultura, nuestra filosofía, nuestra historia deben ser completamente canceladas.

Debemos recordar que nuestra orden no se negó a iniciar a musulmanes, parsis, hindúes, siks, y muchas otras personas de varias religiones del mundo. Gracias a la Masonería, muchas concepciones culturales positivas concernientes a los ideales de tolerancia, hermandad, libertad, democracia, igualdad, o la misma idea de “Derechos Humanos”, han crecido no solo en Europa y en los Estados Unidos, sino también en varios países orientales y africanos.

Si, por un lado, está claro que como Masones no nos ocupamos de política partidaria, por otro lado, no podemos pensar que nuestra filosofía no tenga impacto social ni cultural en las vidas de muchas personas. Esto significa claramente que el espacio ritual y esotérico ofrecido por nuestra orden representa un medio de educación espiritual y social, que propone a personas de distintos países, tradiciones y religiones, la oportunidad de compartir grandes ideales y fundamentales conceptos éticos. Tal clase de educación es obviamente un serio problema, desde el punto de vista de estos nuevos terroristas, fundamentalistas y modernos hijos de la intolerancia.
Debemos resistir, no encerrándonos en nuestros hermosos templos, debemos ofrecer una laicidad entendida en la no hostilidad a la religión como opción espiritual particular, sino en la afirmación de una libertad de conciencia para cada ser humano.
Este será un claro testimonio en las sociedades abiertas, donde la necesidad de nuestras profundas ideas y principios está creciendo más y más, así como crecieron durante el iluminismo para dar forma al mundo de libertad que hoy vivimos.
Algunos católicos, protestantes, musulmanes y judíos quieren resolver sus diferencias con sangre y todos quieren tener un Dios hecho a su medida, que los ampare y favorezca y que, también, los justifique en sus desmanes e intereses, olvidándose de que se puede vivir con tolerancia, como algunas experiencias pasadas nos lo enseñan. Debemos defender denodadamente la universalidad de los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad.


BIBLIOGRAFÍA

CONFERENCIA - Joseph Corominas i Busqueta - Española. Log.Hermes
MASONERÍA E INTOLERANCIA RELIGIOSA - Christian Gadea Saguier - Masonería, BLOG “LOS ARQUITECTOS”-Asunción- Paraguay
LAS NUEVAS TRIBUS DEL FANATISMO - Edgar González Ruiz - Maestro en filosofía y autor de varios libros sobre los grupos conservadores en México y en América Latina.
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